miércoles, 29 de agosto de 2012

CRONOGRAMA DE OBRAS DE TEATRO: "Late Alto Salta 2012"



VALOR DE LA ENTRADA ES DE $10 PARA CUALQUIERA DE LAS OBRA DE TEATRO


Miércoles 29 de agosto


20 hs. OH! IMPERFECTA


De María Paula Manaker
Grupo ¡Oh! Imperfecta
Teatro Danza
(Santa Fé)
Sala: Mecano


La obra se compone de siete piezas a modo de catálogo. En ellas se exploran los estados de desolación y la manera en que los seres humanos transitamos por ellos.

Cada pieza breve es la puesta en escena de una idea que se contiene en un cuadro vivo, como ensayo literario. La danza es abordada desde una perspectiva contemporánea, y en relación poética con el dibujo, la fotografía, el video y la música en escena.


21.30 hs. EXITUS


Escrita. Dirigida. Interpretada: Diego Lorca y Pako Merino
Grupo Titzina Teatro
(España)
Sala: Teatro de Fundación Salta


“Exitus” nos presenta a varios personajes: un funerario, un hombre en busca de empleo, un directivo de un laboratorio farmacéutico y un abogado, entremezclan sus vidas sin que ellos mismos sean conscientes del destino común que los une. Cuatro personas que se enfrentan a la muerte desde puntos de vista tan diversos como el de una profesión, una tragedia o un acto irreversible de la vida.


Jueves 30 de agosto


20 hs. AMAR


De Grupo Alejandro Catalán
Grupo Escapada
(C.AB.A)
Sala: Mecano


Dos sillas, una rama de árbol, unos trípodes de micrófonos y unas linternas.


Entran seis actores, tres hombres y tres mujeres vestidos como para salir de copas. Poco puede imaginarse de lo que allí sucederá. Pero bastará que la luz se apague y que unos actores comiencen a actuar, iluminados por otros actores, para que el proceso de sus seres nos introduzca, capture y lleve por el derrotero de una noche intensa y descarrilada.


21.30 hs. EXITUS


Escrita. Dirigida. Interpretada: Diego Lorca y Pako Merino
Grupo Titzina Teatro
(España)
Sala: Teatro de Fundación Salta


Viernes 31 de agosto


20 hs. LO PATOLÓGICO (VISTO DE CERCA NADIE ES NORMAL)


De Cirulaxia Teatro
Grupo Cirulaxia Teatro
(Córdoba) Sala: Teatro Fundación Salta


Lola y Lorenzo. Hay historias de amor que se escriben con sangre. Ella se presenta a declarar sobre una matanza protagonizada, y mientras se intenta resolver el caso policial va pasando revista a su propia vida tratando de comprender porqué el amor se convierte a veces, en dos personas condenadas a enloquecerse una a la otra.


21. 30 hs. LUISA SE ESTRELLA CONTRA SU CASA


De Ariel Farace
Grupo Compañía Vilma Diamante
(C.A.B.A)
Sala Juan Carlos Dávalos.


Un día en la vida de Luisa es simple: escuchar la radio, ir al Coto, cargar las bolsas, cocinar un pollo, volver a escuchar la radio, mirar por la ventana, volver a ir al Coto.


Luisa tiene una casa limpia y prolija, y un vecino que vive en una casa que se viene abajo. Pero Luisa también tiene una cabeza que no para de pensar, vive en su cabeza y en ella confunde las frases de la radio con argumentos filosóficos, su novio regresa a pedir disculpas por haberse muerto y un joven vecino no deja de tocar en su guitarra una música triste.


De pronto todo se mueve, todo se confunde.


Como su casa de cartón y su mundo de fantasías, la realidad de Luisa es frágil, y en esa fragilidad, conocemos a Luisa.


Sábado 1 de setiembre


19 Hs. AY L’ AMOR


De Alberto Grilli.
Grupo: Teatro Due Mondi
Italia
Paseo de los Poetas


Intérpretes: Monica Camporesi, Tanja Horstmann, Angela Pezzi, Maria Regosa, Andrea Valdinocci, Renato Valmori Dirección: Alberto Grilli.


Es una compleja secuencia de cantos, voces del repertorio de la tradición del sur de Italia y composiciones creadas sobre el tema del amor.


Para cantar y contar el amor hay seis personajes en escena, ángeles custodios que nos introducen en el tema de las canciones a través de episodios y reflexiones que pasan delante de los ojos de los que miran como si fueran fotos pegadas en el álbum de sus vidas.


Los actores suben y bajan escaleras que los elevan sobre las cabezas de los espectadores (adonde llevan estas escaleras? tal vez hasta el paraíso?), usan máscaras bifrontales que muestran vuelta a vuelta el rostro del ángel que cuenta o el rostro inmóvil, cuasi grotesco en su inmovilidad, del ángel en su vida pasada.


Rostros y expresiones multiplicadas dan vida a perspectivas diferentes y los personajes, así como en la vida real, tienen dos caras, o tal vez más: la alegría y el dolor, la conquista y el abandono, la esperanza y la desilusión, la vida y la muerte.


Las acciones coreográficas y los gags que unen a los personajes se arman y desarman, situaciones cómicas alternan con intensos momentos poéticos. Los actores acompañan el canto creando la base musical ya sea con la utilización de instrumentos tradicionales como el acordeón, sea adaptando a sus necesidades todo cuanto tengan a mano, como martillos o jarras.


Cada tanto la vida real, hecha también de otros amores y de otras pasiones (políticas?) aflora y toma forma, pero es inmediatamente transformada en metáfora de amor por un hombre, una mujer.


21.30 hs. LOS HERMANOS KARAMAZOV


Sala: Juan Carlos Dávalos


Domingo 2 de setiembre

20 hs. OPERETA PRIMA


De La Pipetua
Grupo La Pipetua
(C.A.B.A)
Sala: Juan Carlos Dávalos


Tres clowns y un músico exótico despliegan toda una serie de números circenses utilizando objetos no tradicionales, rodados estrafalarios, ilusionismo y esferas de colores alternando el espectáculo con la participación del público La espontaneidad, la candidez y el humor excéntrico musical de los personajes hacen de esta una propuesta única.

http://www.salta21.com/Programacion-Late-Alto-Salta-2012.html

jueves, 23 de agosto de 2012

CARTILLA DE TRABAJO PRÁCTICO


UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA
FACULTAD DE HUMANIDADES


CARRERA: CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

Cartilla de Trabajos Prácticos
  

TEORÍA Y CRÍTICA DE ESPECTÁCULOS Y MEDIOS 


2do año – 2do semestre
Año 2012


Cátedra:
Lic. Paula A. Cruz. Profesora Adjunta.
Lic. Paula M. Barbarán. Jefa de Trabajos Prácticos


HORARIOS DE CLASES: Teoría (Lunes de 8 a 10 hs, Anf. G) Práctica (Comisión 1: Martes de 18 a 20, aula C; Comisión 2: Miércoles de 20 a 22 hs aula 20)
HORARIOS DE CONSULTA:_______________________________________________


El área práctica de la materia se encuentra firmemente ligada al área teórica, es por esto que seguiremos un cronograma pautado desde el inicio de clases que sólo será modificado en casos excepcionales. Es por esto que se solicita a los alumnos que presten especial atención ya que en el siguiente cronograma encontrarán cómo se desarrollarán las clases, qué textos deben leer para cada encuentro, en qué fechas tienen entrega de trabajos prácticos (TP) obligatorios y cuál es la modalidad de cada TP. Se recuerda que los trabajos prácticos y el 2do parcial se realizarán en grupos de 3 personas, sin excepción.

LOS TRABAJOS PRÁCTICOS SERÁN CUATRO:
-          TP Nº 1: Presentación de reseñas críticas periodísticas sobre el espectáculo presenciado y exposición en grupo al resto de la clase, grupos elegidos al azar. Entrega, según comisión: 21 o 22 de agosto.         
-          TP Nº 2: Producción de la crítica de la obra teatral presenciada. Entrega, según comisión: 11 o 12 de septiembre.
-          TP Nº 3: Escritura de la crítica del filme seleccionado en base a la guía de análisis. Entrega, según comisión: 02 o 03 de octubre.
-          TP Nº 4: Exposición, en power point, del análisis de los programas televisivos asignados en la clase anterior. Entrega, según comisión: 09 o 10 de octubre.


CRONOGRAMA DE CLASES Y TRABAJOS PRÁCTICOS

Lunes
TEÓRICOS
Martes/
Miérc.
PRÁCTICOS
LECTURAS A REALIZAR
06/08
-Presentación de la materia.
-Temario:
El espectáculo: hacia una definición. Características de la “Sociedad del Espectáculo” según Debord. La relación espectáculos - medios de comunicación. El espectáculo y  las estéticas del entretenimiento.


07/08
08/08
-Temario: Introducción a la cátedra, cómo trabajaremos.
El Periodismo de Espectáculos: características, géneros, soportes, lugar de la crítica.

Clase expositiva: Elementos para análisis de espectáculos. P. Pavis.
CONSIGNA: asistir a un espectáculo musical
-DEBORD, G. (1995) La sociedad del espectáculo, Buenos Aires, La Marca. Capítulos 1 y 2.

-RINCÓN, O. (2006) Narrativas mediáticas. O cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento, Barcelona, Gedisa. Capítulo 2: “Estéticas del entretenimiento (espectáculo, levedad, new age, reality)”

13/08
-Temario:
Elementos de la relación espectacular. Economía y política del espectáculo. El espectador. La Topología del Espectáculo de González Requena. Los componentes escénicos. El análisis de los espectáculos según el modelo de Pavis.
14/08
15/08

- Producción en clase de reseñas de espectáculos musicales en base al material obtenido (grabaciones, videos, notas, etc.) y a la ficha de análisis.
- Tarea: Trabajo domiciliario de edición.
-GONZÁLEZ REQUENA, J.(2000) “Introducción a una teoría del espectáculo” en Telos Nº 4,01-01-2000.

-PAVIS, P. (2000) El análisis de los espectáculos. Teatro, mimo, danza, cine. Barcelona, Paidós. Capítulos 1, 2, 3, 4 y 5.

-FICHA DE CÁTEDRA: “El análisis de los espectáculos”
20/08
Sin actividad
(Feriado Nacional)

21/08
2208

TP 1 (ENTREGA presencial):
Presentación de reseñas y exposición en grupo al resto de la clase, grupos elegidos al azar.


27/08
-Temario:
Teatro: definición, características, funciones y efectos. Evolución histórica del teatro. El teatro y la comunidad: teatro callejero, teatro comunitario. Signos y códigos teatrales
28/08
29/08

-Temario:
El análisis del teatro según el modelo de Trancón.
Clase expositiva: Elementos para análisis de espectáculos. S. Tracón.

CONSIGNA: asistir a un espectáculo teatral, realizar entrevistas (actores, directores, público, etc), registrar lo observado a partir de la ficha de análisis.

-TRANCÓN, S. (2006) Teoría del Teatro. Bases para el análisis de la obra dramática, Editorial Fundamentos, Madrid, Segunda Parte.
-FICHA DE CÁTEDRA:“Elementos de análisis de la obra teatral”
03/09
-Temario:
Elementos constitutivos de la representación teatral. El actor: niveles implicados en el trabajo de interpretación, posturas acerca de  la actuación, formas de construcción del personaje. La acción dramática: estructura de la fábula, punto de vista, el conflicto, tipos de acciones. La recepción teatral: condiciones y características.
04/09
05/09
-Análisis de críticas de teatro aparecidas en diferentes medios, según la guía de S. Tracón.

-Temario:
La crítica teatral: características, objetivos, funciones

-TP Nº 2: Producción de la crítica de la obra teatral presenciada.
(Fecha de entrega: 11 y 12/09)
Suplementos culturales y de espectáculos, revistas culturales.
10/09
-Temario:
El cine como institución, dispositivo y lenguaje. La dimensión espectacular del cine: vínculos con la Industria Cultural. Evolución histórica del cine.
11/09
12/09
-Temario:
Los géneros cinematográficos.

Clase expositiva sobre introducción a la historia del cine y géneros cinematográficos.

* CONSIGNA: asistir a un espectáculo cinematográfico

-COSTA, A. (2008) Saber ver el cine. Buenos Aires, Paidós. Capítulos 1 y 2.

-SÁNCHEZ NORIEGA, J. (2006): Historia del cine. Teoría y géneros cinematográficos, fotografía y televisión, Madrid, Alianza Editorial. Capítulos 1, 2
17/09
Sin actividad
(Semana del estudiante y Turno especial de exámenes)

18/09
19/09
Sin actividad
(Semana del estudiante y Turno especial de exámenes)


24/09
-Temario:
El análisis del filme. La estructura del filme: argumento y estructura narrativa, personajes, escenarios, tiempo, narrador, modelo narrativo. El contexto fílmico.  El lenguaje del cine: códigos que lo conforman.  Códigos visuales, sonoros y sintácticos: el montaje. Formas de articulación, funciones y efectos de cada elemento fílmico. La interpretación fílmica: implícitos, temas, subtemas e intenciones del filme.

25/09
26/09
-Análisis de críticas de cine aparecidas en diferentes medios.

-Temario:
La crítica cinematográfica: tipos, funciones y requisitos.

Clase expositiva: Elementos para análisis de una película /film J. Sánchez Noriega.

-TP Nº 3: Escritura de la crítica del filme seleccionado en base a la guía de análisis.
(Entrega: 02 y 03/10)
-SÁNCHEZ NORIEGA, J. (2006): Historia del cine. Teoría y géneros cinematográficos, fotografía y televisión, Madrid, Alianza Editorial. Capítulos 3, 4 y 5.

-FICHA DE CÁTEDRA: “Guía de análisis de películas”.
01/10
-Temario:
El espectáculo televisivo: características. Invención y desarrollo de la televisión. La televisión en el sistema mediático. Hegemonía y polidiscursividad. La espectacularización de las emisiones televisivas.
La neotelevisión: características y formas de narrar.

02/10
03/10
-Temario:
Géneros y formatos televisivos. Géneros de entretenimiento televisivo: concursos, talk show, crónica rosa, reality show, programas humorísticos y de espectáculos.

* SORTEO, al azar: Asignación de programas televisivos a los grupos para su visionado y análisis según la teoría.
-SÁNCHEZ NORIEGA, J. (2006): Historia del cine. Teoría y géneros cinematográficos, fotografía y televisión, Madrid, Alianza Editorial. Capítulo 45, 46 y 47

-RINCÓN, O. (2006) Narrativas mediáticas. O cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento, Barcelona, Gedisa. Capítulo 7: “Narrativas televisivas”
8/10
Sin actividad
(Feriado Nacional)
09/10
10/10
TP Nº 4 (presencial): Exposición, en power point, del análisis de los programas asignados en la clase anterior.


15/10
-Pautas para el parcial y para la presentación de los trabajos finales (ponencias)
16/10
17/10


-Determinación de porcentajes de Trabajos Prácticos, CONDICIÓN DE CADA ALUMNO EN EL ÁREA PRÁCTICA

-CUBO DE SEVERINO, L (2005): “Los textos de la ciencia. Principales clases del discurso académico-científico”, Editorial Comunicarte, 2005, pp.113-147

22/10
Parcial
23/10
24/10
-Elaboración en clase de resúmenes (abstracts) de las ponencias

Toda la bibliografía anterior.
29/10
-Revisión de contenidos
30/10
31/10
Recuperatorio

05/11
-Presentación de ponencias
06/11
07/11
Sin actividad: corrección de trabajos finales


12/11
-Exposición de las ponencias
13/11
14/11
-Exposición de las ponencias


En cuanto al régimen de evaluación y promoción de prácticos, la asignatura se adscribe a los regímenes de Promoción, Regularidad y Alumno Libre. Según Resolución 975-11:

TEORÍA / PARCIALES
TP aprobados      
CONDICION DEL ALUMNO

Aprobar dos parciales con nota mínima de 7 (siete). Tener el 80 % de asistencia a clases teóricas y prácticas.

100%      (4 TP)
PROMOCIONAL
Aprobar dos parciales con nota mínima de 4(cuatro). La asistencia no es obligatoria.

75%        (3 TP)
REGULAR
Aprueba solamente un parcial o menos. No cumple con la asistencia.

75% o menos (2 TP o menos)
LIBRE


ELEMENTOS DE ANÁLISIS DE UN ESPECTACULO
- Pavis, Patrice (2000) El análisis de los espectáculos. Teatro, mimo, danza, cine. Barcelona, Paidós. Pág. 51 a 53.

1. Características generales de la puesta en escena
a. En qué se sustentan los elementos del espectáculo (relaciones de los sistemas escénicos)
b. Coherencia o incoherencia de la puesta en escena: ¿en qué se basa?
c. Lugar de la puesta en escena en el contexto cultural y estético.
d. Qué le molesta en esta puesta en escena; cuáles son sus momentos fuertes, débiles o aburridos. Cómo se sitúa en la producción actual.

2. Escenografía
a. Formas del espacio urbano, arquitectónico, escénico, gestual, etc.
b. Relación entre el espacio del público y el espacio actoral.
c. Principios de la estructuración del espacio:
                        1. Función dramatúrgica del espacio escénico y de su ocupación.
                               2. Relación entre lo escénico y lo extraescénico.
                               3. Vínculo entre el espacio utilizado y la ficción del texto dramático escenificado.
                               4. Relación entre lo mostrado y lo oculto.
                               5. ¿Cómo varía la escenografía? ¿A qué corresponden sus transformaciones?
d. Sistemas de los colores, de las formas, de las materias: sus connotaciones.

3. Sistema de iluminación
a. Naturaleza, vínculos con la ficción, la representación y el actor.
b. Efectos sobre la recepción del espectáculo.

4. Objetos
Naturaleza, función, materia, relación con el espacio y el cuerpo, sistemas de utilización.

5. Vestuario, maquillaje, máscaras
Función, sistema, relación con el cuerpo.

6. Cualidades de los actores
a. Descripción física de los actores (gestual, mímica, maquillaje); cambios en su apariencia.
b. Kinestesia que se presume en los actores, kinestesia inducida en el observador.
c. Construcción del personaje; actor/papel.
d. Relación entre el actor y el grupo: desplazamientos, relaciones generales, trayectoria.
e. Relación texto/cuerpo.
f. Voz: cualidades, efectos producidos, relación con la dicción y el canto.
g. Estatuto del actor: su pasado, su situación profesional, etc.

7. Función de la música, del ruido, del silencio
a. Naturaleza y características: relación con la fábula, con la dicción.
b. En qué momentos intervienen. Consecuencias para el resto de la representación.

8. Ritmo del espectáculo
a. Ritmo de algunos sistemas significantes (diálogos, iluminación, vestuario, gestualidad, etc.). Vínculo entre duración real y duración vivida.
b. Ritmo global del espectáculo: continuo o discontinuo, cambios de régimen, relación con la puesta en escena.

9. Lectura de la fábula por parte de la puesta en escena
a. ¿Qué historia se nos cuenta? Resumirla. ¿Narra la puesta en escena lo mismo que el texto?
b. Cuáles son las elecciones dramáticas. ¿La lectura es coherente o incoherente?
c. ¿Qué ambigüedades presenta el texto y cómo las aclara la puesta en escena?
d. ¿Cómo se ha organizado la fábula?
e. ¿Cómo construyen la fábula el actor y la escena?
f. ¿Cuál es el género del texto dramático según la puesta en escena?
g. Otras opciones de escenificación posibles.

10. El texto en la puesta en escena
a. Elección de una versión escénica: ¿qué modificaciones se realizan?
b. Características de la traducción (si corresponde). ¿Traducción, adaptación, reescritura o escritura original?
c. ¿Qué lugar otorga la puesta en escena al texto dramático?
d. Relaciones entre el texto y la imagen, entre el oído y la vista.

11. El espectador
a. ¿En el seno de qué institución teatral se sitúa la puesta en escena?
b. ¿Qué expectativas tenía usted ante este espectáculo (texto, director de escena, actores)?
c. ¿Qué presupuestos son necesarios para apreciar este espectáculo?
d. ¿Cómo ha reaccionado el público?
e. Papel del espectador en la producción de sentido. La lectura que se nos propone, ¿es unívoca o plural?
f. ¿Qué imágenes, qué escenas y qué temas le interesan y recuerda?
g. ¿Cómo manipula la puesta en escena la atención del espectador?

12. ¿Cómo anotar (fotografiar o filmar) este espectáculo? ¿Cómo recordarlo? Lo que se escapa de la notación

13. Lo que no se puede semiotizar
a. Elementos para los que no ha encontrado sentido en su lectura de la puesta en escena.
b. Elementos que no se puede reducir a signos ni a sentido (justificación)

14. Balance
a. ¿Qué problemas particulares hay que examinar?
b. Otras observaciones y otras categorías que podrían ser útiles para esta puesta en escena y este cuestionario.

Otros documentos a tener en cuenta:
-          Texto dramático
-          Libreto de puesta en escena
-          Programa
-          Críticas de prensa
-          Textos publicitarios
-          Registros del espectáculo: fotografía, video, sonido, etc.

ELEMENTOS DE ANÁLISIS DE LA OBRA TEATRAL
-Trancón, Santiago (2006) Teoría del Teatro. Bases para el análisis de la obra dramática, Madrid: Editorial Fundamentos, pp. 361-428

Para Santiago Trancón, el análisis de la obra teatral debe considerar los siguientes elementos:
1.         Los signos y códigos teatrales
2.         La estructura de la obra teatral
3.         Forma y contenido
4.         Coherencia y tema
5.         Cohesión y ritmo
6.         Personaje y conflicto
7.         Espacio y tiempo
8.         Recepción e interpretación de la obra teatral

            A continuación, se desarrollan sucintamente cada uno de estos aspectos.

1. Los signos y códigos teatrales

1.1. Concepto y características

            Una obra teatral es la totalidad de la representación escénica que puede concebirse como proceso y como resultado del mismo. Dicha totalidad está conformada por una variedad de signos y códigos teatrales.
            Un signo es algo que está en reemplazo de otra cosa, es una abreviatura de la realidad. Lo paradójico del signo teatral es que, por un lado, remite a otro signo (es signo de signo) pero, a la vez, es ostensión de sí mismo, es decir que es autorreferencial, pide ser observado. Pueden ser signos los objetos de la representación, los enunciados, el texto, etc.
            Los signos y códigos teatrales presentan un profundo grado de densidad puesto que pueden ser homogéneos o heterogéneos y son capaces de establecer relaciones sintagmáticas y paradigmáticas. A la vez, un mismo signo puede pertenecer a varios códigos al mismo tiempo. Estas características se relacionan con el concepto de “polifonía informacional” formulado por Barthes, lo que da cuenta del espesor que poseen los signos.
            El carácter complejo de los signos puede sistematizarse en los siguientes principios generales:
-          No existen signos teatrales específicos.
-          Cualquier signo puede convertirse en signo teatral.
-          Antes que nada, son ostensión: se muestran, se presentan como pura realidad.
-          Los signos significan dentro de la escena y en relación con otros signos.
-          No todos los signos pueden funcionar de igual modo.
-          Poseen una doble condición: en la ficción operan de un modo natural para los personajes pero para el espectador tienen un funcionamiento artificial al haber sido construidos intencionalmente.

1.2. Componentes
Entre los constituyentes del signo teatral figuran:
-          El significante: es el aspecto sensible y físico del signo
-          La ostensión: constituye la mera presencia material del signo
-          El significado: es la imagen mental asociada al significante
-          El referente: es algo exterior, la “cosa”, según Saussure; el “objeto” peirceano o el “denotatum”, en la teoría de Morris.
-          El sentido: es el significado en un contexto o situación espacio temporal precisa.
-          La significación: es el sentido dado por el receptor.

1.3. Clasificación
Los signos teatrales pueden clasificarse del siguiente modo:
-          Según la naturaleza material y perceptiva del significante: signos acústicos (palabras, sonidos, ruidos), signos visuales (formas, volúmenes, colores)
-          Según la relación significante-significado: monosémicos, polisémicos.
-          Según la naturaleza del referente: autorreferenciales, miméticos.
-          Según la relación entre los significantes: metonímicos, metafóricos, simbólicos.
-          Según la naturaleza del código: lingüísticos, no lingüísticos.

Los códigos pueden ser:
-          Sonoros: musicales (música), acústicos (efectos de sonido), verbales (paralingüística suprasegmental)
-          Visuales: escenográficos estáticos (escenografía fija), escenográficos móviles (movimiento de elementos escenográficos), lumínicos (luces, iluminación), cromáticos (colores)

1.4. Formas de utilización de signos y códigos
Conviene tener en cuenta que muchas veces la obra teatral se propone despojar a los signos sociales de su comprensión más usual y motivar el denominado “efecto de desrealización”, de ruptura de la norma, con el objeto de asignar a los signos otros significados y sentidos. En otros casos, la intención es cuestionar el referente de los signos o generar una atmósfera de libertad para que los espectadores construyan sus propios significados de los signos y de la obra en su conjunto. La tarea del analista consistirá, en consecuencia, en determinar qué intenciones o finalidades se persiguen con las diferentes formas de manipular los signos y códigos teatrales.

1.5. Tipos de análisis
Conforme al abordaje de los signos y códigos del Teatro, se podrá encuadrar el análisis en los siguientes tipos:
-          Análisis sincrónico: consiste en el estudio de signos y códigos durante un corte artificial en un lapso dado de la obra o en varios momentos significativos.
-          Análisis diacrónico: es el examen de la evolución de un signo o código a lo largo de la obra.
-          Análisis relacional: es la puesta en relación de los signos y códigos en un determinado momento o a lo largo de la obra. En efecto, se pude analizar diacrónica o sincrónicamente el espacio (análisis de isotopías o diatopías), el tiempo (isocronías o diacronías) o unificar el abordaje del tiempo y el espacio (cronotopos).
Trancón propone un modelo generativo que parta del análisis de unidades máximas de significación para luego considerar las unidades menores.

2. La estructura de la obra teatral

2.1. Concepto y características
Una estructura es el orden, la composición y las relaciones entre las partes de un todo. La unidad estructural teatral no se relaciona con la idea de la unicidad o la simplicidad de la acción. Por el contrario, se logra cuando prevalece una línea directriz  que selecciona y jerarquiza todas las partes y contenidos de la obra hasta lograr un todo diferenciado y único (macroestructura).
Así, una obra teatral pude estar estructurada mediante un desarrollo lineal, cronológico o exhibir saltos temporales hacia adelante y hacia atrás, puede transcurrir en diferentes espacios o en uno solo, presentar una línea argumental o varias que en ella confluyen, o bien construirse por medio de acciones fragmentadas o continuas.

2.2. Tipos
Básicamente, se distinguen dos tipos de estructura teatral:
-          Estructura externa: constituida por las partes, actos o escenas y también por las pausas, cortes, “bajadas del telón”, transiciones, nexos, rupturas y otros recursos escénicos como la música, alguna proyección o la intervención de los actores.
-          Estructura interna: tiene que ver con el modo como se presenta la fábula. El argumento puede desarrollarse por medio de una estructura tradicional (presentación, nudo y desenlace) o a través –como ocurre en el teatro moderno- de una alteración en la presentación y el desenlace (comienzo in media res, conflicto sin solución, final abierto, etc.)

2.3. Procedimientos de análisis de la estructura
Hay una tradición analítica que toma el modelo actancial (Greimas) para dar cuenta de la composición de los hechos o fábula que resulta poco operativo por cuanto sólo apunta al nivel argumental desde una perspectiva descriptiva. Por el contrario, un análisis de la estructura debe orientarse a:
-          Definir acciones principales y establecer entre ellas vínculos significativos.
-          Agrupar las acciones principales en hechos determinantes.
-          Relacionar hechos determinantes para la constitución de una historia coherente.
-          Determinar el argumento o fábula en relación a la trama que presenta la obra.
Estos procedimientos permitirán al analista caracterizar la estructura de la obra teatral y evaluarla en función de su adecuación y pertinencia. Y en este punto, el análisis aristotélico ha provisto a los estudios teatrales de una serie de parámetros que se asientan en algunos principios fundamentales como la obligación de que la obra tenga un orden y una duración apropiada, la exigencia de que las partes en que se dividen los acontecimientos sean todas imprescindibles y la necesidad de que el conjunto sea comprensible.

3. Forma y contenido
Una buena obra teatral debe presentar una adecuación entre la forma y el contenido. Es la forma de la obra lo que le otorga coherencia y unidad. Debe producir el placer estético sin caer necesariamente en la uniformidad u homogeneidad; por el contrario, debe apostar al equilibrio de fuerzas contrarias y generar una tensión supervisada. Por otra parte, el contenido es el significado de los signos teatrales que se disponen en la obra, es el que direcciona, en definitiva, la búsqueda de la forma y la condensa.
El análisis, del tipo que fuere, debe contemplar cómo se conectan estos dos niveles.

4. Coherencia y tema

La coherencia de una obra teatral se logra a partir de una distribución armónica de signos, formas y contenidos. La obra debe contar con una estructura definida en función de lo que se pretende representar, con partes organizadas que se relacionan significativamente y cuyos componentes interactúen en función del tema central.
Vinculado estrechamente a la coherencia, se encuentra el tema de la obra, elemento interno que afecta a la totalidad de la representación. Si se anula, la obra deja de tener consistencia. Este elemento que no puede dejar de analizarse,  permite la adecuación entre forma y contenido a partir de una macroproposición que revela la macroestructura. A la vez, condensa todos los elementos formales esenciales e impone un punto de vista que guía la interpretación. Se manifiesta a través de recurrencias como ser anáforas, repeticiones, reiteraciones y transformaciones.
            Las temáticas de las obras deben responder al horizonte de expectativa del espectador, de ahí la necesidad de su vigencia y contemporaneidad. Del mismo modo, no deben constituirse en tesis morales, ideológicas o políticas que se transmitan de manera dogmática y que le planteen al espectador la única opción de aceptarlas o rechazarlas.

5. Cohesión y ritmo

La cohesión se define en términos de trabazón sintáctica, argumentativa, escénica y dramática. Comprende el uso de mecanismos externos (nexos, enlaces, conexiones) que ponen en relación las distintas partes de la obra. Expresa o manifiesta la coherencia de una obra.
Para garantizar la comprensión del argumento, las partes deben estar conectadas adecuadamente. Si bien las acciones han de ser motivadas, no es preciso que se hagan explícitas las razones o causas de los actos, de ahí que la elipsis es un elemento cohesivo muy utilizado en el teatro.
La cohesión debe orientarse a la búsqueda del ritmo teatral. Éste es el resultado no sólo de la velocidad o duración de las acciones sino del tiempo y sucesión de las pausas entre los movimientos, las palabras, los gestos y las partes en que se divide la obra.
El ritmo es un elemento fundamental de toda pieza teatral por cuanto de él procede el placer estético. En ese sentido, debe adecuarse a la naturaleza y finalidad de la acciones (ritmo interno) y de la obra (ritmo global). También, en la elección del ritmo se debe considerar al espectador: un ritmo muy lento puedo provocar su aburrimiento pero uno demasiado rápido  puede llegar a aturdirlo.

6. Personaje y conflicto

Desde el punto de vista etimológico, la noción de “personaje” proviene del griego “persona” que significa “máscara”, objeto para cubrir el rostro del actor y transformarlo en personaje.
Este sentido original puede resultar muy útil para una definición completa del personaje ya que durante su actuación se produce un “efecto máscara” al recordar,  evocar, despersonalizar, desmaterializar un cuerpo, lo que plantea dudas acerca de la identidad y de las intenciones del enmascarado. El personaje, al presentarse como una especie de fantasma real del que sólo se puede percibir su apariencia, no hace más que revelar el verdadero ser de un otro.
El personaje no existe antes de entrar a escena. Es lo que hace y dice, no lo que piensa y siente. Se constituye, existe, cobra vida en la medida en que actúa, de ahí la existencia de una coordinación entre acción y  personaje. Siempre es portador de un conflicto que puede ser propio o colectivo.
Los principales tipos son:
-          Personaje trágico: es aquel que encarna el conflicto del hombre frente a la Sociedad o frente a los dioses. En dicho conflicto, el personaje arrastra todo su ser y en su entrega pone en juego hasta su propia vida.
-          Personaje patológico: es un sujeto escindido, fragmentado, movido por fuerzas contradictorias.

A la vez, los distintos géneros dramáticos instauran diferentes tipos de relación entre el actor y el personaje que debe encarnar:
-          En la farsa, el actor se distancia y ríe del personaje.
-          En la parodia, el actor se mimetiza con la persona parodiada, existe un grado mayor de identificación.
-          En el esperpento, el actor hace farsa y parodia pero se despersonaliza, se transforma en un mequetrefe.
-          En la comedia o el drama realista, más que una identificación, hay identidad, actor y personaje encajan sin demasiado esfuerzo.

Finalmente, la clasificación de Forster puede ser de gran utilidad a la hora de analizar el teatro. Este autor propone los siguientes tipos:

-          Personajes planos, previsibles: no evolucionan a lo largo de la obra, conforman estereotipos teatrales o sociales.
-          Personajes redondos, imprevisibles o evolutivos: presentan una mayor complejidad e interés dramático.

7. Espacio y tiempo

La recepción y la interpretación de una obra se producen en un espacio y en un tiempo determinado de allí que estas categorías no pueden estar ausentes en todo análisis teatral.
Generalmente, las obras se desarrollan en un lugar que comprende: un escenario, que es el lugar de la actuación, y la sala, o ámbito de la visión o contemplación.
            El espacio, elemento esencial para que la obra se desarrolle, puede ser:
-          Físico o arquitectónico: escenario o lugar destinado a la representación.
-          Escénico: es el que se construye en el escenario para el desarrollo de una representación concreta. Para su delimitación se puede recurrir a un sinfín de recursos como ser planos, volúmenes, objetos, luces, colores, imágenes, palabras, gestos, movimientos, sonidos, acordes musicales, etc. Entre sus funciones figuran la de ser el espacio físico de la actuación y el hecho de constituirse en un espacio real de la interpretación o representación.
El espacio adquiere una dimensión afectiva y estética al generar permanentemente recuerdos, evocaciones y emociones en el espectador. A la vez, puede concebirse como una línea de demarcación  que establece posibilidades e impone restricciones a la actuación, a la representación y a la ficción. Efectivamente, el espacio condiciona las relaciones que se establecen entre los distintos elementos constituyentes de la obra teatral. De esta manera, y según el tipo de mediación en la relación entre representación y público, el espacio puede ser:
-          Vacío, estilizado o concreto
-          Presente, contiguo o ausente
-          Visible o invisible
-          Real o evocado
-          Imaginado u onírico
-          Cercano o distante
-          Creado por la palabra o materializado

En la construcción del espacio, se debe tener en cuenta las siguientes categorías:
-          Practicidad: facilitador de la actuación de los personajes.
-          Utilidad: que posibilite una buena relación entre los personajes y sus acciones.
-          Perceptibilidad: que garantice una recepción óptima por parte de los espectadores.
-          Representatividad: acorde con el espacio de la ficción o el espacio representado
-          Significatividad: presencia de signos coherentes.
-          Carácter estético: coherente con el tema de la obra.
-          Posibilidad de estimulación: capaz de producir sensaciones agradables.

El espacio está unido a otra dimensión esencial, el tiempo. Éste puede definirse como movimiento en el espacio. El tiempo teatral es el resultado de la conjunción e integración, a la vez, de los siguientes tipos:
-          Tiempo subjetivo: es la conciencia y vivencia personal del tiempo.
-          Tiempo ficticio: es el correspondiente a la representación.
-          Tiempo histórico: es la época representada en la ficción.
-          Tiempo objetivo o cronológico: es la duración de la obra.

Otro concepto vinculado a esta categoría es el de unidad de tiempo que consiste en la mayor aproximación posible entre la duración de la representación y la duración de las acciones y de la acción global o historia (fábula) en el mundo de la ficción.

8. Recepción e interpretación de la obra teatral
Además de los elementos anteriores, un análisis global de la obra de teatro no puede dejar de lado la consideración de cómo impacta la obra en el espectador.
            La recepción abarca tres procesos que se superponen, a saber:

-          Estimulación
-          Comunicación
-          Interpretación
La estimulación es la recepción multisensorial, corporal, física y sensible de estímulos sensoriales así como las reacciones físicas, químicas y orgánicas que estos estímulos provocan.
            La comunicación supone la interrelación de tres procesos comunicativos diferentes, paralelos e interdependientes:
-          Una comunicación plurimodal entre actores y espectadores que puede ser verbal, no verbal, quinésica y/o estimular.
-          Una comunicación textual entre el autor de la obra y los espectadores.
-          Una comunicación global entre el director y el público.
En la comunicación teatral existen mecanismos de inferencias y presuposiciones.
Éstas tienen que ver con los supuestos comunes (conceptos, esquemas mentales, conocimientos del mundo, de las relaciones sociales, etc.) que manejan emisores y receptores de la obra y sobre los que se asienta la comunicación. El empleo de elipsis temporales, espaciales, conceptuales, discursivas, confirman su presencia.
El carácter comunicativo es impuesto por el espectador. Si el teatro no entabla un diálogo con él, no existe. Cuando el espectador no dialoga con la obra, cuando ésta no lo afecta, el teatro se convierte en puro pasatiempo, externo y vacío.
Finalmente, la interpretación de la obra es realizada por el receptor sobre la base de la estimulación y la comunicación que la representación le transmite. Cada obra propone un acto de recepción e interpretación diferente y el proceso interpretativo surge cuando el receptor, apoyándose en el significado y sentido de la obra, le otorga una significación que surge de confirmar y desechar supuestos.
Entre algunos efectos positivos que una obra puede provocar en el espectador se pueden citar los siguientes: diversión, entretenimiento, distracción, placer, disfrute, satisfacción, gratificación, agrado, contento, alegría, júbilo, euforia, felicidad, goce, etc.

 ELEMENTOS DE ANÁLISIS DE UN FILM O PELÍCULA
José Luis Sánchez Noriega (2006)
Historia del Cine. Teoría y géneros, cinematográficos, fotografía y televisión. Madrid, Alianza Editorial. Capítulos 3, 4 y 5.

Bibliografía extra:
RUSSO, E. (2006) Diccionario de cine. Estética, crítica, técnica, historia. Buenos Aires, Paidós.
ZAVALA, L. (2007) Cine Clásico, Moderno y Posmoderno en www.razonypalabra.org.mx. Fecha de consulta: 23/08/07

El análisis de un filme constituye un paso obligado para elaborar una crítica cinematográfica bien argumentada. Para ello, se proponen los siguientes niveles de análisis

  1. LA ESTRUCTURA DEL FILME
  2. EL CONTEXTO
  3. EL LENGUAJE FÍLMICO
  4. LA INTERPRETACIÓN

Antes de abordar estos niveles, resulta conveniente detenernos en la Ficha técnica de la película, es decir, los datos más relevantes de la película: Nombre, Nombre Original (si la película es extranjera), Director, Año, país de procedencia, actores protagonistas y secundarios, duración y cualquier otra información que se considere de relevancia. Reflexionar sobre datos como el título o el director, el año en que surge la película, el país de origen, el género cinematográfico, el autor del guión, los intérpretes, etc. puede instalar preguntas del tipo:
-          ¿Por qué se llama así la película? ¿Qué relación guarda el título con la historia?
-          ¿Cuáles son las particularidades del cine en el país de origen?
-          ¿La película puede ubicarse fácilmente dentro de un género determinado o coexisten diversos géneros dentro de la misma? ¿Por qué?
-          ¿Qué características tiene la filmografía del director?
-          ¿En qué otros filmes han actuado los intérpretes? ¿Cómo ha sido la actuación de éstos?
Toda una serie de intuiciones pueden activarse en el intento de resolver estos interrogantes. Y, entonces, es el momento justo para comenzar a explorar los niveles antes mencionados.

1. LA ESTRUCTURA DEL FILME
Interesa analizar qué es lo que se cuenta. Por esta razón, debemos considerar los siguientes aspectos:
a. Argumento y estructura narrativa
b. Personajes
c. Escenarios
d. Tiempo
e. Narrador y punto de vista
f. Modelo narrativo

Argumento y estructura narrativa: Mirar la película una sola vez no es suficiente si de ella se pretende hacer una crítica. Debemos observarla varias veces y con un papel y un lápiz en la mano para registrar todo lo que podamos. Una buena aproximación al filme puede efectuarse si registramos en dos columnas lo que acontece y los detalles de la “gramática” de eso que se está contando:

Estaremos adentrándonos así en las formas de contar la historia, en el modo en que se construye el sentido del filme. Sin embargo, esta es una cuestión que retomaremos más adelante. Por ahora, el abordaje del argumento y de la estructura narrativa nos lleva a responder:
-          ¿De qué trata la película?
-          ¿Es una historia original o común? ¿Por qué?
-          ¿A qué otros filmes se asemeja? ¿Qué variaciones presenta en relación a éstos?
-          ¿Cómo es el inicio? ¿Qué función tiene?
-          ¿Cuál es el conflicto?
-          ¿Cómo se relacionan el inicio y el nudo con el final? 
-          ¿Qué sentido tiene el final?
-          ¿Cuáles son las fórmulas narrativas utilizadas en la película?
-          ¿Predomina la linealidad o el desorden temporal? ¿Qué efectos se busca con esta opción?

Personajes: Constituyen un elemento central del análisis fílmico. Sobre ellos debemos preguntarnos:

-          ¿Qué particularidades físicas, psicológicas y simbólicas presentan?
-          ¿Qué elementos visuales y sonoros permiten identificar a cada personaje?
-          ¿A qué sectores sociales representan?

Los escenarios: los personajes se mueven en lugares sobre los que también debemos dirigir nuestra atención. Interesa descubrir:
-          ¿Dónde se desarrollan los hechos?
-          ¿Qué significados históricos poseen los lugares de la historia?
-          ¿Qué representan? ¿Cómo se representan?
-          ¿Qué relación guardan con los personajes?

Tiempo del relato: además de situar dónde ocurren los hechos, debemos preocuparnos por el cuándo y por cómo aparecen las nociones de orden, duración y frecuencia temporal:

Narrador y punto de vista: Todo analista de cine debe esclarecer quién cuenta la historia y desde qué perspectiva lo hace. Además, será su tarea reflexionar sobre las siguientes cuestiones:
-          ¿Cuál es el nivel de presencia del narrador?
-          ¿A partir de qué punto de vista se presenta la historia?
-          ¿Predomina la ocularización o la auricularización?
-          ¿Qué relación hay entre la focalización y el género en que se inscribe el film?

Modelo narrativo: La identificación del modelo narrativo en que se inscribe la película puede brindarnos aún más elementos para una interpretación adecuada. Los cuadros siguientes –tomados de Zavala (2007)-  pueden resultarnos sumamente operativos para  determinar si el filme objeto de análisis pertenece al cine clásico, moderno o posmoderno.

2. EL CONTEXTO
Todo filme no sólo surge en una situación contextual determinada sino también crea un contexto que puede o no coincidir con ésta. A la vez, la película, conforme a los diferentes niveles de recepción, será objeto de múltiples lecturas e interpretaciones. 

Las que siguen son algunas preguntas para analizar el contexto:
-          ¿Cuál es el momento histórico recreado?
-          ¿Qué significados históricos poseen los lugares y los momentos de la historia? ¿Qué representan?
-          ¿Qué influencias de las corrientes estéticas del cine pueden apreciarse?
-          ¿Qué visión del cine tiene el director?
-          ¿Cómo impacta el filme en el espectador?
-          ¿En qué circunstancias históricas, políticas, sociales, culturales aparece el film? ¿Hay elementos visuales ideológicos en esta película?

3. EL LENGUAJE FÍLMICO
La gramática del filme comprende códigos visuales, sonoros y sintácticos a los que se recurre para contar la historia.

Códigos visuales: Principalmente se tienen en cuenta los tipos de planos, movimientos de la cámara e iluminación de escenas. En relación a estos elementos anteriores, el analista deberá tratar de dilucidar problemáticas referidas a:
-          ¿Qué tipo de planos predominan? ¿Por qué?
-          ¿Cuáles son los movimientos más frecuentes de la cámara? ¿Qué efectos se busca?
-          ¿Cómo se organiza la sucesión de imágenes? ¿Cómo se construye el espacio cinematográfico?
-          ¿Cómo es la ambientación de la película? ¿Qué estilo presenta el film?
-          ¿Qué características tienen la iluminación y la fotografía? ¿Cómo se relacionan con la historia y los temas de la película?
-          ¿Cuáles son las metáforas y símbolos que aparecen? ¿Cómo operan dentro y fuera de la película?

Códigos sonoros: se refieren a la música, las voces y los diálogos del filme. Algunas preguntas para analizar este tipo de códigos:
-          ¿Qué significación tienen la música y los efectos sonoros?
-          ¿Cómo se relacionan el sonido con las imágenes? 
-          ¿Qué función cumplen los silencios?
-          ¿Qué características asumen los diálogos? ¿Por qué?

Códigos sintácticos: el montaje constituye un factor esencial de la sintaxis fílmica. Es la combinación de planos para construir el discurso cinematográfico. Proporciona el Ritmo del Relato, a través del movimiento, su duración, la cadencia de los diálogos, ruidos y música. Sobre este aspecto, es preciso dar cuenta de las principales técnicas de montaje utilizadas y, fundamentalmente, comprender su funcionamiento en relación con el modelo narrativo que rige el filme. Atravesados por los códigos anteriores, se encuentran dos elementos del lenguaje fílmico que no deben descuidarse en el análisis:

a. Los actores. ¿Quiénes son? ¿Cuál es su trayectoria? ¿Los conocemos por otros trabajos, cómo lo hicieron? ¿Cuáles son sus rasgos? ¿Cuál es su semejanza / diferencia / relación con el personaje?

b. La escenografía
Se trata de plantearnos interrogantes como éstos:

-          ¿Cuál es el nivel de actuación? ¿En qué escenas ponen de manifiesto sus cualidades interpretativas?
-          ¿Qué diferencias presenta la actuación en relación a otros filmes?
-          ¿Qué características presentan las localizaciones, los decorados, el vestuario, el maquillaje y la peluquería?
-          ¿En qué medida contribuyen a la construcción temática?

4. LA INTERPRETACIÓN
La mirada analítica de los niveles anteriores seguramente habrá generado claves interpretativas que deben formalizarse. En ese sentido, para la interpretación del filme resulta necesario orientar los datos del análisis al establecimiento de los implícitos, temas y subtemas e intenciones. El análisis y la interpretación es el momento de la visión global del filme, es decir, lo que cada película nos puede ofrecer. También su juicio estético, a pesar de su alcance mediante la participación en festivales y su carrera comercial.

Acá tendremos en cuenta los Temas (general, presente en todo el film: el amor, la guerra, la paz, el odio, etc.); los Motivos (subtemas que se reconocen en el film) y el Argumento del film (es decir, cómo plantean ese tema o subtema, desde qué lugar o punto de vista).

Además lo Implícito (qué “no se dice” pero está presenten en la película) y las Intenciones (¿existen? ¿existe alguna situación que se quiso denunciar?)

La interpretación debe resolver los siguientes interrogantes:
-          ¿Qué es lo que no se dice en el film? ¿Qué elementos se oponen y complementan?
-          ¿Qué relaciones intertextuales es posible establecer?
-          ¿Cuáles son los temas y subtemas que presenta la película?
-          ¿Cómo son las relaciones del film con otros films y códigos? ¿Qué otras películas presentan temáticas parecidas?
-          ¿En qué radica la vigencia del tema? ¿ A partir de qué recursos se construye el tema principal?
-          ¿Qué busca la película? ¿Concientizar, denunciar, promover, mostrar una realidad, alertar, desmitificar, promover la reflexión, sugerir, instalar el debate, conmover, lograr identificaciones, instaurar una ideología? ¿Cómo lo hace?
-          Evaluar la posibilidad de nuevas preguntas.

Por lo que se refiere a la crítica cinematográfica, nos ha de servir fundamentalmente para:
a) la hermenéutica que se hace del filme en su exhibición pública, en un contexto histórico determinado;
b) hacer una valoración estética que lo complete y sirva para poner de relieve la calidad de los distintos elementos de la obra, amén de funcionar como un presupuesto de todo el proceso de análisis, según queda dicho;
y c) la recepción de los temas o la valoración del texto fílmico como hecho de comunicación.

Es preciso contar con la relevancia y el juicio que una película ha tenido en la Historia del Cine. Esta perspectiva complementa a las anteriores.

En fin, las líneas anteriores han trazado preguntas orientadoras para el análisis porque, en definitiva, la pantalla nos interroga, nos interpela y nos moviliza permanentemente. Lo ideal sería que los alumnos pudieran formular nuevas preguntas y no ceñirse estrictamente a las que aquí hemos planteado. Sabido por todos es que la capacidad de preguntar hace posible, entre otras cosas, la trascendencia humana.

ELEMENTOS DE ANÁLISIS PARA PROGRAMAS DE TELEVISION J
 José Luis Sánchez Noriega (2002)
Historia del Cine. Teoría y géneros, cinematográficos, fotografía y televisión. Madrid, Alianza Editorial. Capítulos 45, 46 y 47.

 “Aunque la televisión debe ser criticada por su exceso de vaciamiento de sentido social bajo el énfasis en lo tecnológico y accesorio, si nos quedamos en esa crítica no avanzamos hacia su comprensión y transformación; así, hay que adentrarse en el estudio de la sociedad y sus modos de producción de lo simbólico y en las necesidades de los habitantes de la contemporaneidad para desde ahí comprender que la televisión es la cristalización de un modo de ser de la sociedad moderna” José Luis Sánchez Noriega

NARRATIVAS TELEVISIVAS
         “La televisión está hecha de formas adaptables a las necesidades de entretenimiento de la sociedad”
         De la paleo televisión > a la neo televisión
         NEOTELEVISIÓN: está hecha de “una confusión de géneros de información y ficción, como una práctica comunicativa que tiene como única finalidad mantener el contacto sin transmitir significados como exasperación del acto enunciativo a través de la mirada en máquina y el aumento de la autoreferencialidad de la programación”.
         LA POSTELEVISIÓN. Leer texto adjunto: “El show de la realidad” de Adriana Amado en Revista Noticias.

Reflexiones sobre la TV:
         La televisión es el lugar donde la mayoría de la sociedad se informa y construye un relato sobre la realidad.
         La televisión es la máquina narrativa más potente.
         “… se pensó que la TV resolvería los grandes problemas… y sirve para hacer industria y generar entretenimiento…”
         La televisión, todo lo que toca lo transforma en conflicto dramático.
         La televisión, en su constitución como contadora de historias, se ha caracterizado por la transformación de sus modos de contar… la combinación que se haga de los géneros, los elementos narrativos, los referentes de época, las lógicas industriales y los gustos públicos.

El Canal de TV
         Un canal de televisión es una instancia desde la cual se produce un tipo de televisión, con una intención comunicativa, que se materializa en una estrategia de programación y unos estilos de interpelación de las audiencias.

¿Cómo son los canales?
         Generalistas: de entretenimiento, que buscan el rating como criterio de eficiencia de su negocio.
         Especializados: buscan nichos de audiencia (Disney, MTV, etc)
         Temáticas: salud, telenovelas, religiosos, historia, animales, mundo, etc.
         Locales: redescubren rostros cercanos.

Puntos a analizar:
  1. FICHA TÉCNICA DEL PROGRAMA. CRÉDITOS.
  2. Sinopsis / Temática / Género, Formato (Pag. 182).
  3. Contexto de producción: ejecutivo y contexto histórico. Canal o programa que antecede al que analizamos y Canal o programa que sigue.
  4. Puesta en escena / escenografía.
  5. Iluminación, objetos, vestuario, maquillaje.
  6. Cualidades de los actores, personajes y conflicto.
  7. Ritmo, Coherencia, cohesión del programa.
  8. Música, sonido, silencio.
  9. Espacio y tiempo.
  10. Recepción.


ANEXO
TEXTOS de lectura obligatoria:
-         Ensayos académicos
-         Ensayos Periodísticos


Tener en cuenta, en internet, los siguientes Blog y páginas web sobre crítica:


El show de la realidad
Por Adriana Amado

6 octubre 2010 | 8:45 Publicado en Revista Noticias, Edición 18/9/2010.

De los “medios de masas” hasta la “masa de medios”, el paisaje de la información y el entretenimiento ha cambiado de signo para abrirle paso a un espectador cada vez más crítico y activo. Teoría y práctica de la sociedad-reality.

El siglo pasado nos dejó la idea de que público es lo publicado en la prensa. Los medios masivos adquirieron esa preponderancia en la medida en que la visibilidad mediática fue una condición para expresarse en el espacio público. Parecía una buena idea, si no fuera porque la opinión pública se achicó al tamaño de la agenda publicada, y mientras que las elites siguieron viviendo en ese mundo estrecho de lo mediático, las audiencias empezaron a buscar otros horizontes. Algunos analistas entendieron que la alienación teóricamente presagiada había llegado a su punto máximo y denunciaron infoentretenimiento y formatos pasatistas, porque, ya se sabía, la gente sólo quería divertirse. Muy pocos entendieron que la propia mediatización había traído cambios en el lenguaje, y que los medios y las elites que hablaban en ellos usaban un idioma en extinción: el de la masividad. Tan ocupados estaban en hacer uso del potencial comunicativo de los medios que no se percataron que estaba cambiando el sistema de medios mucho más rápido del lado de los destinatarios que desde los emisores. Éstos seguían hablando para receptores indiscriminados mientras estos encontraban recursos para hacer los medios cada vez más a su medida. Las grandes masas eran una especie en extinción hasta en los sistemas políticos, pero los medios y sus favorecedores no quieren abandonar la prehistoria.

Hace unos veinte años, Umberto Eco escribió un artículo que se convirtió en un clásico de las escuelas de comunicación en el que dividía la historia de la televisión en dos épocas. El semiólogo advirtió entonces que por los ochenta la televisión no era la misma que en sus inicios. A la primera la llamó paleotelevisión porque daba cuenta del sueño fundacional de los medios audiovisuales: llevar el mundo a la casa de los televidentes como un servicio público en el que alguien que sabía más que sus audiencias la miraba a los ojos y le presentaba un mundo al que no hubieran accedido a no ser por la generosidad de la televisión de llevárselo a su casa. Esa época estaba llena de buenas intenciones y de promesas de cultura y ciudadanía vehiculizada en los medios. Pero bueno, la televisión se convirtió en algo tan importante en la vida social que con los años empezó a ocuparse de sí misma y sus celebridades no venían del mundo exterior sino que se habían criado ahí mismo. Los estudios eran lugares donde había que estar, entonces se dejaron los atriles para llenarse de sillones donde se juntaba la gente que quería existir. La discusión pública empezaba cuando se encendían los micrófonos y los políticos entendieron que la comunicación con sus votantes dependía de que hubiera una cámara encendida. Los televidentes fueron invitados a espiar cómo la televisión ya no necesitaba transmitir el mundo, porque ella era el mundo. La neotelevisión se miraba a sí misma y encantaba a por igual a sus invitados y sus telespectadores. Así como el noticiero era el género de la primera época, el panel era la modalidad de la segunda. El poder se fascinó con las posibilidades que la videopolítica le trajo y no dudó en reducir al ciudadano a su función de televidente al que no hacía falta informar, porque era más interesante seducirlo con las mismos recursos con que se les vendía tanto un desodorante como un programa de gobierno. El mundo eran los medios y sus dueños, aquellos con dinero para comprarlos. Pero no contaban con que las audiencias, aburridas de ver siempre a los mismos, empezaron abandonar este formato, como habían declarado la obsolecencia del anterior.

Ese mundo del espectáculo dejó de ser atractivo cuanto más se distanciaba de los espectadores, que prestaban más atención cuando la televisión los dejaba participar en algún concurso, opinar en algún panel armado con gente como ellos, o dejar su voz en los contestadores de la radio. En el 2006 alguien de afuera de los medios inauguró la nueva y más rentable modalidad del negocio mediático del siglo XXI: Jon de Mol sacó licencia de un formato que tenía como protagonista al televidente, o alguien que se le parecía. Podía ser para encerrarlos en una casa, para bailar por un sueño o para pasar semanas perdidos en una isla, siempre y cuando el protagonista sintiera lo mismo que el que lo veía por televisión. Los noticieros entendieron que si querían la misma atención tenían que cubrir piquetes, reclamos de semáforos o vecinos clamando por la seguridad vecinal, sino difundir el video anodino que alguien hubiera colgado en YouTube. Por alguna razón desconocida, cualquiera de esas tonterías resultaba más atractiva que las importantes noticias del poder. Fue Eliseo Verón el que señaló que estos nuevos lenguajes ya no correspondían a ninguna de las etapas de Eco, con el factor adicional de que los medios ya no tendían a la homogeneización tan temida, sino a una fragmentación de la oferta en señales de baja potencia y múltiples canales en internet, abiertos cuando el espectador lo solicitara. Estábamos en el mundo de la postelevisión.

De la masa a la autocomunicación.

Esta brevísima historia de cincuenta años muestra que los medios nunca fueron algo uniforme, que funciona con unas reglas fijas y con funciones uniformes. La paleotelevisión fue el formato ideal para el discurso pedagógico comprometido en poner el mundo, la cultura, la educación cívica al alcance de todos los aparatos receptores, donde su pretensión era la objetividad y servicio hacia las masas. Difícilmente podría esperarse lo mismo de los lenguajes que vinieron después: ni de la neotelevisión ocupada únicamente en entretener, ni la postelevisión que se fortalece justamente desde la simetría, real o simulada, entre uno y el otro extremo de la transmisión. En los postmedios no es importante lo que se diga, sino que el otro esté del otro lado. Por eso mientras el negocio de la paleotelevisión era la publicidad, y de la neotelevisión son los auspicios, en la postelevisión lo que vale son las llamadas telefónicas asociadas a la propuesta. “Llamá”, “Votá”, “Participá”. Este nuevo formato hubiera sido imposible sin las facilidades de las nuevas tecnologías y la democratización mediática que llegó finalmente con el formato del teléfono celular.

Porque al parecer la revolución no fue internet ni el nuevo soporte tecnológico que pueda aparecer por estos días. Lo verdaderamente subversivo fue desafiar el esquema de relacionamiento de los medios del siglo pasado, que implicaba la circulación de uno a muchos. El circuito tiene ahora la forma de una red difícil de seguir, que puede articular medios masivos con canales interpersonales y tecnologías de la comunicación. Nadie sabe dónde empieza y termina el circuito, y lo que empezó como un video casero puede ser una noticia que dio vuelta al mundo en cuestión de minutos. La circulación en red no puede explicarse con los viejos paradigmas. Ni siquiera acata los mecanismos de control del siglo pasado.

En el siglo XXI las nuevas tecnologías extendieron las posibilidades de la mediatización a otros actores distintos de las elites que mantuvieron por años su hegemonía en los medios, a la vez que estos recursos incorporaron nuevos lenguajes para los medios masivos conocidos y soportes complementarios al sistema de medios tradicional. Estos nuevos lenguajes y soportes ponen de manifiesto un interpretante nuevo en la semiosis social, que implica una reconfiguración del sistema mediático sobre el que se construyó la comunicación política en el siglo XX. Mientras en esta época poder y medios iban juntos, en la sociedad en red de la que habla Manuel Castells, los medios siguen siendo el lugar donde se dirime la lucha del poder. Pero ya no son el poder. Por lo pronto, porque muchos de ellos languidecen por falta de audiencias y de anunciantes.
Las audiencias están hastiadas de publicidad y noticias de ese poder egocéntrico que se cree importante. Pero ya no importa que los noticieros no se ocupen del ciudadano, o que las empresas sólo le hablen para venderle algo. Hay formas al alcance de todos para revertir esta injusticia. No sólo los privilegiados que arman un blog para publicar lo que el noticiario no admitiría, sino que cualquiera sabe que es relativamente fácil atraer las cámaras a su problema. No en vano, los actores sociales piensan hoy su acción como un hecho mediático con impacto político, antes que a la inversa, como planteaba la lógica tradicional. Los espectadores descubrieron, antes que los políticos, que los medios ya no son una cuestión de representaciones de cosas que pasan en otro lado, sino que son espacios de presentación de los sucesos, el lugar donde se realizan.

Desde la ilustración, heredamos la idea de que es público lo que se comunica al espacio público. Con la aparición de los medios modernos, estos heredaron la esfera pública burguesa de los salones dieciochescos, tal como planteó Habermas en el clásico Historia y critíca de la opinión pública. Lo público era la publicación de las opiniones, pero claro que no de todas, sino de aquellos que accedían a ese espacio público, con lo que el espacio público siguió siendo el espacio de expresión de las elites, que obviamente podían llegar muy eficazmente a las masas urbanas, que no podían hacer un uso simétrico de los medios. Por esa razón, reducir el espacio público al espacio mediatizado es restringir el derecho a la comunicación de los ciudadanos que no participan más que como destinatarios de los mensajes de los políticos y gobiernos que pueden hacerlo. No en vano políticos y medios siguen siendo los más obstinados en aferrarse al sistema moderno, y disputándose el derecho al uso del canal. No se quieren dar cuenta de que los ciudadanos ya no están sentados esperando los mensajes que tienen para inocularles.

De la representación a la presentación. Las nuevas tecnologías extendieron el ámbito de la comunicación de los medios tradicionales. Como planteó Eliseo Verón, el medio no es únicamente la tecnología, sino la conjunción del soporte y sus prácticas de utilización. En la misma línea, el investigador francés Dominique Wolton recuerda que toda comunicación tiene sus reglas, ocurre en un espacio definido e implica siempre un público, es decir, no puede entenderse sin una visión de las relaciones sociales propias de una época y un lugar.

La transformación más asombrosa del sistema de los medios es que la forma en que, en menos de un siglo, cambiaron sustancialmente sus interpretantes. Aunque los lenguajes emergentes no desplazaron a los anteriores, sí derribaron los mitos de la época anterior. La pretensión de verdad de la paleo-televisión se derrumbó cuando la cámara dejó de salir al mundo a buscar el suceso, porque es dentro del estudio donde se produjo el acontecimiento. En ese momento, los medios dejaron de ser espejos para transformarse en el lugar donde ocurren los hechos. El ejemplo más acabado son los debates preelectorales que solo existen por y para los medios, aunque ello no los hace menos auténticos. La construcción del acontecimiento no es la mentira y el artificio, como algunos acusan. El sociólogo Scott Lash lo explica contundentemente en su obra Crítica de la información. Hacia el fin del siglo XX, dice Lash, “Los noticiosos televisivos son menos una representación de la política que su continuación en otra parte”.

Para entonces hicieron aparición los nuevos formatos de la “televisión realidad”, con el añadido que los clásicos medios de oferta en el que el emisor marca los tiempos empezaron a convivir con los medios de demanda, en los que es el destinatario el que decide cuándo y cómo desea ver una película, escuchar música o consultar el diario, incluso sin pagar por ello. En la nueva era el rey es el destinatario/interpretante. No sólo porque los protagonistas de los programas más populares se parecen cada vez más al televidente, sino porque los nuevos formatos interpelan al público al que se dirigen de distintas formas. La más común es a través de votaciones telefónicas que deciden la suerte de lo que pasa en el estudio, o de la participación en castings para sumarse como protagonistas de reality contests, talk shows para compartir o resolver sus problemas personales con la audiencia, o para formar parte de reality shows. La variante de la TV realidad también alcanza los formatos informativos, con el periodismo que investiga a instancia de sus audiencias, o que los invita a preguntar al invitado, o simplemente aumentando el espacio que les da en comentarios en los contestadores o en internet. Pero también es la cadena de 24 horas de noticias que deja librada su programación a las coyunturas que organizan los ciudadanos, que con sus protestas y manifestaciones marcan la agenda de los móviles de noticias. Sociedad y medios se condicionan recíprocamente, pero lo hacen mucho más en la época en que la atención es el bien social más escaso, al decir de Bauman.

Estos formatos son más atractivos para las audiencias, porque les son mucho más cercanos: el show es la vida misma. Los medios no son reflejos de un real lejano, sino que son espacios de realización de lo real. La antropóloga Paula Sibilia, en su libro “La intimidad como espectáculo”, explica el creciente uso de los espacios mediáticos como blogs y YouTube para exhibir mensajes personalísimos en lugar de los institucionales que inundaban los medios tradicionales. Al punto que las quejas de los consumidores pesan tanto como la propaganda de la gran empresa. Durante el siglo XX, los grandes emisores hicieron uso para sí de estos mecanismos. Las tecnologías de la comunicación del siglo XXI incluyen a las personas en su intimidad. Y al parecer eso nos resulta más interesante que lo que el poder tiene para decirnos.
Del espacio público al show de la realidad. Hacia fines del siglo XX, en el campo de la comunicación política irrumpieron ideas tales como la “videopolítica” que postulaba que si la escena pública estaba delimitada por los medios, la discusión política debía ajustarse a las reglas del espectáculo. Con esa idea, los procesos eleccionarios exacerbaron su campaña mediática, aplicando recursos de la publicidad de marketing a la comunicación con el ciudadano. De la compulsa electoral, la comunicación profesionalizada se extendió a la gestión de gobierno, que incorporó la aplicación extendida de recursos gráficos a la comunicación, la pauta publicitaria para circular los mensajes, y la presencia permanente en los medios de prensa mediante campañas organizadas con fines de difusión. En Latinoamérica las condiciones de pobreza de la mayor parte de la población no fueron un obstáculo para que sus dirigentes políticos eligieran el formato glamoroso de los medios masivos para procurar el apoyo de sus votantes. Sin embargo, algo más de dos décadas de videopolítica intensiva no ha traído mayor participación democrática ni mayor cercanía de la política con la opinión pública. Antes bien, la comunicación política marketinizada quedó en manos de quienes pueden pagar sus altos costos de difusión y asesoramiento, propiciando una concentración en los que contaban con grandes presupuestos. Paradójicamente, el escenario que conformó la videopolítica demuestra que el concepto de “espacio público” habermasiano no necesariamente funciona en el sentido propuesto por los autores en las sociedades mediatizadas. La súbita irrupción de actores que habían estado invisibilizados, como los desocupados, los homosexuales, los ecologistas, los grupos antiglobalización, mostró que “espacio público” no es equivalente a “espacio mediatizado”.

En la definición de Wolton espacio público es el ámbito abierto en el que se expresan todos los que se autorizan para hablar públicamente y dar cierta publicidad y mediación a su discurso, pueden perfectamente encuadrarse estas nuevas voces. Pero la escena pública admite también personajes irrelevantes, que ni siquiera quieren tomar de palabra o ser mirados esos quince minutos de fama que nos auguró Warhol. Les alcanza con mucho menos. Y lo más desesperante para aquellos que estaban en los medios por sus ideas o por sus presupuestos publicitarios, es que esos personajes efímeros, intrascendentes, marginales, consiguen concentrar la atención de las audiencias de manera más eficiente que las producciones más sofisticadas. Para los actores de poder resulta frustrante que una cámara improvisada en un piquete resulte más atractiva que un discurso oficial bien ensayado.

Pero la mayor diferencia de este sistema es su fugacidad: se trata de comunicaciones de alta intensidad pero brevísima duración. Esto lo han comprobado los ganadores de las sucesivas ediciones del Gran Hermano, que movilizaron audiencias dispuestas a gastar su dinero para sacarlos de la casa o a convocarse a la plaza para apoyarlos. Las mismas que hoy no los reconocerían si estuvieran sentados a su lado en el ómnibus. Pero también lo vivieron los líderes de movilizaciones ciudadanas con récords de convocatoria, que no se tradujeron en capital político. Castells destaca la participación crucial de estas “comunidades de ira” en la resolución de muchos problemas ciudadanos, pero muestra también que se diluyen con la misma facilidad con se armaron. La autocomunicación de comunicación de masas anuncia el fin de la videopolítica.

A diferencia de la videopolítica que trabaja en mensajes pautados en prensa y publicidad que demandan esfuerzos y cuantiosos presupuestos, la protesta social irrumpe de manera anárquica y su mayor valor es que sea (o parezca) espontánea. Aunque ya sabemos que no alcanza con que un discurso predomine en la emisión para garantizar con ello su recepción, muchos siguen pensando en emitir y emitir. En los años ochenta, Eco señalaba la posibilidad de contrarrestar cualquier expectativa de control poniendo al receptor en una posición crítica. Tres décadas después, el sistema de medios se ha complejizado, y no podemos suponer que funcione de la manera que describe un hipotético estado previo. Como bien observa Baudrillard, “somos rehenes de la información, pero también disfrutamos del espectáculo, del consumo espectacular, sin tomar en cuenta su crediblidad. (…) Lo que nos hace tomar esa distancia no es una conciencia crítica, sino el reflejo de no jugar más el juego” (Baudrillard, 2008, 79). Esta idea coincide con lo que señala Scott Lash, en el sentido en que así como antes vivimos en un orden local y simbólico, hoy vivimos en un (des)orden global y, sobre todo, semiótico”.

La historia oficial o la banalidad de la vida. También dice Baudrillard que sólo los intelectuales siguen creyendo en el imperio de los sentidos, porque las audiencias sólo creen en el imperio de los signos. Esto nos llevaría a pensar que los nuevos fenómenos comunicacionales no podrían describirse con las lógicas de la “construcción de sentido”, tan afectas a la investigación académica del siglo pasado, sino que demandarían una descripción detallada de la circulación y consumo de signos antes que de sus significados. Si los programas de TV realidad tienen hoy tanto éxito es porque “la banalidad de la imagen viene a coincidir con la banalidad de la vida”, como explica Baudrillard en la misma línea que postula Bauman.

Desde la posición oficial, la concepción de la información se basaba en el principio de autoridad. Es real porque es dicho por el poder, y por lo tanto debe ser creído. Siendo que éste ya no es suficiente prueba ni garantía de aceptación, se ve obligado a remitirse siempre a la fuente última, que es en definitiva la que debe hacerse cargo de los dichos. Algo así como que la transcripción o transmisión de la palabra oficial no necesita más prueba de existencia que su propia emisión: el enunciado se valida por el acto mismo de la enunciación. Pero eso mismo es lo que la convierte en un puro signo.

La pregunta que queda por responder es si esta clara atracción que los formatos de la TV realidad se deben a una manipulación de los medios, que imponen este tipo de géneros gracias a la alienación de las masas y su derivada afición a las distracciones, o se trata de formatos que se adecuan a los nuevos lenguajes de las audiencias. En la perspectiva de “la supuesta realidad” que deben transmitir fidedignamente los medios, propia de la paleotelevisión, se supone que la legitimidad está dada fuera de los medios, y que estos deben limitarse a reflejarla objetivamente. Cosa que reclaman muy intensamente muchos líderes políticos latinoamericanos, sin saber que pretenden un imposible.

Pero estamos viviendo en sociedades en que “la parafernalia técnica de la visibilidad es capaz de concederle su aura cualquier cosa y, en ese gesto, de algún modo la realiza” (Sibilia, 2008, 274). Es decir, que la postelevisión no requiere de una legitimación previa porque ella en sí misma es un mecanismo de legitimación. Como analiza Bauman para las “celebridades” contemporáneas, “los motivos que llevaron a los famosos a estar en el candelero público son las causas menos importantes de su ‘celebridad’. El factor decisivo es su notoriedad, la abundancia de imágenes suyas y la frecuencia con que la mencionan sus nombres en los programas de radio y televisión y las conversaciones que se siguen de éstos”. Pero no podemos olvidar, como se encarga de aclarar el mismo Bauman a continuación, que “la notoriedad es tan episódica como la vida misma en un entorno moderno líquido”. Es decir, que si bien podemos concluir que los medios contribuyen a la legitimación de ciertas imágenes o personajes, no podríamos atribuirles hoy los mismos efectos que suponíamos para momentos en que los lenguajes mediáticos eran otros.

La comunicación política hasta hoy fue tributaria de un modelo de oferta, que considera al emisor como central en el proceso, y al medio como responsable de la circulación de mensajes. Pero hoy debemos asumir que la mirada sociológica no puede ser la de siglos anteriores: “El sistema lineal de Parsons es reemplazado por el sistema no lineal de Luhmann. La linealidad de la reproducción de lo simbólico es desplazada por la no linealidad de lo real”, al decir de Lash. Con lo que sería inadecuado seguir analizando la circulación de los mensajes desde la lógica unidireccional de las teorías de construcción de sentido. Antes bien, dice Bauman, los nuevos lenguajes invierten esta lógica en la medida en que el viejo panóptico de Bentham fue reemplazado por un “estilo sinóptico” donde muchos se dedican a observar a unos pocos. Aunque sólo muy pocas veces están interesados en controlarlos.







La Producción del sujeto: sobre la masacre de Batman

Por Luis Jaime González Gil y Ricardo Quirarte

Lunes 30 de julio  http://www.etnografiavirtual.com/2012/07/30/la-producci%C3%B3n-del-sujeto-sobre-la-masacre-de-batman/

De nuevo Estados Unidos, de nuevo una situación complicada, fúnebre y escandalosa. Estado de estupor: la sangre se ha derramado, las armas se han vuelto a empoderar de la situación a las afueras de Denver, en la ciudad de Aurora. Inmediatamente uno levanta la ceja “¿que mataron a 12 personas en una sala de cine? ¿quién fue?” a lo que el interlocutor sobrio y seguro, con toda la legitimación de un discurso médico detrás y todo el mecanismo legal posterior por delante, contesta: “un gringo loco”. James Holmes, de 24 años, quien antes del terrible acto que cometió era un estudiante de posgrado en neurología, ahora es convertido en un loco; imposición retroactiva: quizá siempre lo estuvo.

Se trata de buscar causas a los efectos, de ligar A con B; en definitiva “mostrar, cómo el individuo se parecía ya a su crimen antes de haberlo cometido” (Foucault, 1999, p. 32). Esto se traduce a conductas anormales, que si bien no caen en el marco de la ilegalidad, son vistas bajo la óptica de la moral y la psiquiatría. Recordemos la masacre en Columbine, en el mismo estado de Colorado, trece años antes donde dos estudiantes de último año abrieron fuego contra sus compañeros, causando la muerte de 13 jóvenes. Las causas que se le atribuyeron a aquel acto fueron principalmente de talante psicologista, es decir, concentradas en los individuos en cuestión más que en situaciones externas y estructuras sociales que empujan a la acción; aquellos jóvenes, víctimas de bullying, uno con cuadro psicópata otro depresivo, complejos de superioridad, etc.; y aún más preocupante, varias causas fueron atribuídas a video juegos como Doom y grupos musicales como Rammstein y Marilyn Manson que los asesinos jugaban y escuchaban.

Esta manera de darle sentido a los actos no está exenta de riesgos, porque puede llevar, por ejemplo, a que como medida preventiva se prohiba a la gente ir disfrazada de personajes de Batman al cine o que los jóvenes dejen de escuchar a Marilyn Manson. Sucede en estos casos algo que a veces llaman un deux ex machina: para darle solución a un problema, aparentemente indescifrable (¿por qué lo hizo?), se traen a la luz de manera abrupta otros objetos y se les atribuye una conexión que no es del todo lógica ni observable. Por ejemplo que el joven Holmes era fanático del ‘Guasón’, que acudía a tratamiento con una psiquiatra o incluso que la saga de Batman es una historia cargada de violencia a mano de villanos magníficamente construidos (Ra’s al Ghul con su filosofía retorcida de justicia, the Joker como agente del caos que sólo quiere ver el mundo arder, Bane autopronunciado como Gotham’s reckoning). Evidentemente estos eventos no son determinantes en el caso de sentenciar al asesino, pero no es de importancia menor el hecho de que se vuelvan de pronto relevantes, siempre a posteriori, como si las películas, los videojuegos y las canciones produjeran un efecto monstruoso en las personas.

Sin embargo, analicemos a profundidad este acto dejando a un lado nuestra forma tradicional de observar las acciones, es decir, como si el acto describiera a la persona en su totalidad, al grado que el verbo suplanta al sujeto eliminándolo de la oración radicalmente. La acción no es igual al individuo, forma parte, pero no es su absoluto. Los procesos de construcción de la subjetividad son mucho más complejos que la simple vinculación de las acciones con los actores. De modo que uno no es estudiante, más bien estudia psicología, y de la misma manera uno no es delincuente, hace delincuencia. 

Ya Foucault, allá en 1973, había mencionado que la separación locura/razón es un principio de exclusión del discurso. De ahí que pensar que el acto es producto de la locura es desviar la atención a un espacio misterioso, un lugar que el DSM (y todas sus versiones) no ha podido definir del todo. En este sentido, el discurso no es una frase, no es una proposición, ni una unidad, sino una función regulatoria, y en este caso, una formación discursiva que crea un objeto -el loco- para explicar a Holmes, construye una posición médica para juzgarlo y entender su situación -el psiquiatra-, y edifica un conjunto de subordinación de enunciados para legitimar la sentencia del juez (Foucault, 2008). Al final, si lo pensamos así, Holmes no es ni será un loco o un cuerdo, sino el producto de una subjetivación discursiva que lo definirá en la corte.

Entonces ¿cómo abordar esta tragedia? Desde la perspectiva que aquí se aborda parece lógico alejarnos del juego de culpas al más puro estilo de causa-efecto y pensar más bien en sistemas articulados que pueden producir ciertas situaciones y sujetos. Un ejemplo: las armas que Holmes utilizó en la matanza fueron todas compradas legalmente -según NBCnews-, asunto que no parece extraño en Estados Unidos; la laxitud respecto a las políticas de portación de armas es un tema que no puede ser tomado a la ligera, esto trae consigo una cultura en donde la relación de la gente con las armas es muy sui generis: la pistola como objeto simbólico y material debe ser replanteada, pero antes que nada, debe ser tomada en cuenta como parte central en los discursos que hablan tanto de los crímenes como de los criminales. Esto evitará caer en la trampa retórica de la frase “las armas no matan a la gente, la gente mata a la gente”.
El objetivo de este escrito no es eximir de culpa al individuo, decir que todos somos víctimas de nuestras circunstancias y por lo tanto no somos enteramente responsables de nuestros actos, no. Más bien, explicitar que todo acto se lleva a cabo en un contexto sociocultural del que forma parte y los discursos que producen a ciertos sujetos, como el loco o el asesino, participan de igual manera -producen y son producidos por la situación histórica en la que surgen.

Referencias:
Foucault, M. (1973). El orden del discurso. Barcelona: Tusquets.
Foucault, M. (1999). Los anormales. Argentina: FCE
Foucault, M. (2008). La arqueología del saber. Madrid: Siglo XXI.